Dr. Hernán Pape Larre
Departamento de Industria y Negocios

Muchos economistas plantean que un favorable ecosistema de innovación y emprendimiento contribuye al desarrollo económico regional y nacional. Asimismo, permite que los soñadores den rienda suelta a su imaginación y creatividad, y logren la satisfacción de alcanzar sus metas junto con unas merecidas ganancias económicas.

Pero, ¿qué es un ecosistema? Según la Real Academia Española, un ecosistema es “una comunidad de seres vivos cuyos procesos vitales se relacionan entre sí y se desarrollan en función de los factores físicos de un mismo ambiente”. Ahora, si se le incorpora el apellido “innovación y emprendimiento” entonces una posible definición es “un ambiente donde se promueven iniciativas fomentando la innovación y el emprendimiento, por parte de actores que creen que a través de ella es posible transformar la sociedad, estimulando el desarrollo social y económico”. También surgen otras declaraciones: “son ambientes de colaboración, donde todos trabajan juntos buscando una mejora en común. El concepto de ecosistema se refiere a un conjunto de comunidades que colaboran entre sí para ayudar al desarrollo y la supervivencia de todos. En el contexto tecnológico, la idea es la misma. Las instituciones se unen para fortalecerse mutuamente y dirigirse hacia un objetivo común”.

Para comprender mejor el funcionamiento u operación del ecosistema es conveniente que se revise cuáles son las principales instituciones y actores del ecosistema regional. La literatura especializada señala que para que un ecosistema emprendedor funcione, se requieren tres pilares básicos: emprendedores, educación e inversión. La proporción idónea de calidad y cantidad en cada uno de ellos es la clave para la creación de grandes espacios de emprendimiento a nivel regional, nacional e internacional. Así, las principales instituciones de un ecosistema son: emprendedores, espacios de trabajo colaborativo (cowork), incubadoras, aceleradoras, venture builders, grupos de consejeros y mentores, universidades e instituciones educativas, centros de investigación, oficinas de transferencia tecnológica (OTL), inversionistas ángeles, fondos de capital de riesgo, instituciones estatales de fomento, agencias de desarrollo, redes empresariales, asociaciones profesionales y gremiales, entre otros.

Ahora que se conoce qué es un ecosistema de innovación y emprendimiento asoma otra interesante pregunta: ¿cómo está el ecosistema de la región de Atacama? Seguramente, hay una diversidad de opiniones; sin embargo, me parece que nuestra región está en una etapa incipiente, de puesta en marcha. Lamentablemente, no todos los actores presentan un adecuado grado de desarrollo, pero la buena noticia es que todos manifiestan deseos y voluntad de mejorarla para beneficio de los emprendedores.

Y ¿cómo se logra que todos ellos se articulen, cumplan su importante rol, y generen una armoniosa melodía para la innovación y el emprendimiento regional? La respuesta no parece tan sencilla. Lo ideal sería que sonara como una orquesta sinfónica; es decir, cada instrumento con su intensidad, tono, timbre y duración. En este sentido la Universidad de Atacama tiene mucho que aportar.

En resumen, ¡los actores del ecosistema regional tienen un lindo desafío!